sábado, 29 de marzo de 2014

Max Scheler (y la fenomenología temprana) en el proyecto Digitise!


La editorial SDVIG PRESS acaba de iniciar un plan piloto para digitalizar obras fundamentales de las humanidades y las ciencias sociales que, por su antigüedad, están libres de derechos editoriales.



El proyecto no consiste sólo en escanear los documentos y ponerlos a libre disposición, lo que de por sí ya es meritorio y más aún tratándose de obras completas y no de libros aislados. En muchas ocasiones, el lector se encuentra con documentos en formato pdf en los que no puede buscar un término específico ni copiar una parte del mismo que quiera citar; la causa: el pdf ha sido compuesto a partir de imágenes, que es lo normal cuando se escanea documentos. No le queda sino volver a copiar el texto que le interesa y aguzar la vista para encontrar el término leyendo todo el documento. Evidentemente, eso no es nada fácil ni rápido cuando el documento tiene cientos de páginas. Algunos optaron por pasar los documentos a formatos de Word, pero el costo era reducir la fiabilidad de la fuente, ya que en ellos el documento no se presenta tal como fue originalmente publicado y está sujeto a manipulación, lo que es importante especialmente al momento de citar la paginación de la edición impresa y que es precisamente la ventaja del formato pdf. En consecuencia, la alternativa fue desarrollar, dentro del mismo formato pdf, un sistema de "reconocimiento óptico de caracteres" (OCR) que, a partir de la imagen, realizara automáticamente un reconocimiento de las letras contenidas en cada página y convirtiera a la imagen en texto. La imagen del documento no cambia, permanece fotográficamente tal como fue escaneada, pero ya es posible sombrear las palabras y copiarlas. Este sistema, que puede ser llevado a cabo por infinidad de programas, es utilizado en este proyecto de la editorial SDVIG PRESS, ya que contar con toda una obra completa y no poder realizar búsquedas precisas en ella sería sumamente desalentador, dados los actuales alcances tecnológicos y las limitaciones de los -a veces inexistentes- índices de términos. El problema que persiste es que, al ser un proceso automático, hay ocasiones, sobre todo cuando las tipografías son especiales o cuando hay términos en otros idiomas, en que la palabra resultante, cuando se copia el texto sombreado, no coincide con la palabra de la imagen. En algunos casos se trata de confusiones mínimas (por ejemplo, confundiendo el cero por la letra o) y en otros no hay ninguna legibilidad del texto resultante. Ello, obviamente, afecta también a la búsqueda de términos, que no aparecerán no porque no estén en el documento, sino porque el OCR los ha reconocido mal. Eso sin contar que el OCR no discrimina entre el texto principal y otros textos que no debieran ser incluidos, tales como sellos de las bibliotecas o anotaciones manuscritas de los lectores. Teniendo esto en cuenta, el proyecto en mención propone limpiar y corregir manualmente el "ruido" y los errores que pudiesen aparecer luego del escaneado de los documentos. Ese trabajo, sin embargo, es largo y pesado. Por ese motivo, el plan piloto solicita la colaboración de profesores, estudiantes, investigadores o simples interesados, que se encarguen de realizar esa labor de limpieza y corrección.

Como primer objetivo, este proyecto se ha propuesto poner a libre disposición las obras completas de Max Scheler, destacado discípulo directo de Husserl que es cada vez más estudiado por un renovado interés por la fenomenología temprana, pero especialmente porque llevó a cabo una fenomenología de las emociones y de los valores en cuyo centro está una sólida teoría personalista de la ética. Los editores señalan que, de tener éxito este plan piloto, el próximo objetivo será la digitalización del corpus completo de la fenomenología temprana, en la cual se encuentran importantes y aún poco conocidos fenomenólogos como Johannes Daubert, Alexander Pfänder, Moritz Geiger, Hedwig Conrad-Martius, Dietrich von Hildebrand, Maximilian Beck, Hans Lipps y Roman Ingarden, además de otros más conocidos como Martin Heidegger, Karl Jaspers, Edith Stein y Alexandre Koyré. Menciono de manera particular a Moritz Geiger, uno de los más importantes y tempranos estudiosos interesados en llevar a cabo una estética fenomenológica que tuvo recepción en Hispanoamérica y fue traducida al castellano hace unas décadas, pero que hoy, ante el resurgimiento del interés por la estética (en parte, contra las teorías idealistas del arte), está siendo retomado. Otro autor importante para la estética, incluyendo a la estética musical, es sin duda Roman Ingarden.

Para participar del proyecto hace falta sólo registrarse. Los documentos en pdf están siendo colgados en la misma página del proyecto y con dicho registro se puede acceder a ellos. Por mínima que pueda ser, toda colaboración es útil; aunque se trate de corregir unas pocas páginas.

Este proyecto es posible también gracias al apoyo del Central European Institute of Philosophy, la revista Horizon: Studies in Phenomenology, la Max Scheler Gesellschaft, la North American Society for Early Phenomenology y la Romanian Society for Phenomenology.


Los textos de Scheler que están disponibles para su digitalización son:
- Beiträge zur Feststellung der Beziehungen zwischen den logischen und ethischen Prinzipien
- Die transzendentale und die psychologische Methode
- Kultur und Religion
- Drei kleinere Veröffentlichungen
- R. Euckens Religionsbegriff
- Zur Phänomenologie und Theorie der Sympathiegefühle und von Liebe und Hass
- Ethik. Eine kritische Übersicht der Ethik der Gegenwart
- Vom Umsturz der Werte: Abhandlungen und Aufsätze (Band 1)
- Vom Umsturz der Werte: Abhandlungen und Aufsätze (Band 2)
- Vom Ewigen im Menschen
- Der Formalismus in der Ethik und die materielle Wertethik: Neuer Versuch der Grundlegung eines ethischen Personalismus
- Über Ressentiment und moralisches Werturteil. Zeitschrift für Pathopsychologie 1


Aquí la página Web del proyecto.
 

domingo, 23 de marzo de 2014

Oeuvres complètes, 3: Eros, littérature et philosophie de Emmanuel Levinas


La publicación de sus escritos inéditos, dentro de la reciente edición de sus obras completas, está dando a conocer a un Levinas que no es enteramente desconocido, pues sus preocupaciones estéticas, éticas, religiosas y filosóficas están siempre centradas en el problema de la alteridad, pero en todo caso sí se muestra a un Levinas que a lo largo de los años fue explorando esa problemática en sus distintos ámbitos de interés; de modo especial, el de la estética, llegando a transitar incluso entre el análisis y la creación literaria. El estudio preliminar de este volumen ha estado a cargo de Jean-Luc Nancy, y no se equivoca la reseña editorial al señalar que se trata de un magnífico prefacio: aun con el renovado interés estético entre los filósofos franceses, pocos serían capaces de penetrar como él lo hace, con sutileza y elegancia, en lo que ha llamado "la intriga literaria" de Levinas. Lejos de ser una mera presentación editorial, el texto de Nancy es un elogio de las raíces poéticas de la filosofía (levinasiana). Si en los cuadernos del primer volumen se observaba cómo Levinas iba pensando en situaciones y personajes para utilizar en futuras novelas, en este volumen se tiene fragmentos desarrollados de los borradores de dos de ellas: Eros ou Triple opulence (23 páginas) y La Dame de chez Wepler (11 páginas).
 
Eros está ubicada en la primavera de 1940, en plena guerra. Paul Rondeau dialoga con Francia y su historia, de Juana de Arco al general Weygand, hasta que su batallón es tomado prisionero y pasa a formar parte de un Kommando, un escuadrón de trabajo en un campo de concentración en el que muchos de los prisioneros son judíos. En medio de una situación tan sórdida, Levinas abre lugar para la belleza y el erotismo a través de una ventana que deja ver a una joven muchacha peinándose la larga cabellera: "teníamos la impresión de una indecencia o de un sueño, de una poesía aguda y desgarradora de la belleza que duele. Más fuerte que la Lorelei, pero no más alta. La mezcla de una gran belleza y de una gran bajeza" (p. 50). La belleza en tales condiciones puede ser indecente, pero Levinas la deja ser. A diferencia de Platón, que veía irracionalidad e inadecuación frente a la realidad en esa ensoñación si no la guiaba el logos filosófico, o a diferencia de Adorno, que juzgaba a la poesía toda como impotente para hablar críticamente de algo tan real y ajeno a la belleza como el holocausto (hasta que leyó a Celan), Levinas no quiere someter el canto de la sirena —incluso si ésta es la Lorelei alemana— a la razón y su método. Para él, como en cierto modo para Heidegger, pero con un sentido ético y no ontológico, la poesía es en sí misma develadora de verdad, porque puede cambiar la mirada objetivante que determina a las cosas y a las personas como meros utensilios. Su poder consiste justamente en su erotismo, que saca al sujeto de sí, de su actitud natural, y lo confronta con un objeto al que le es devuelto su misterio. En ese sentido, la poesía cumple intuitivamente una función fenomenológica: devuelve la mirada, más allá de lo útil, hacia las cosas mismas. Husserl observaba ya esta afinidad entre la mirada del poeta y la del fenomenólogo en la conocida carta a Hofmannsthal. La radical apertura de esa mirada puede detenerse en cualquier motivo, por sencillo que fuese; incluso en un par de medias que, secando al viento, son más que un par de medias: "Estas medias que abrigan o que previenen para que el calzado no irrite la piel y no la hiera, y que el uso cotidiano maneja con la precisión y la sobriedad del médico, no tenían ya nada de su casta esencia de utensilios" (p. 51). En la actitud estética, esas medias pierden su utilidad (proteger las piernas de la mujer) y —como las botas de Van Gogh para Heidegger— empiezan a hablar de la mujer que las usa y, no menos, del deseo del hombre que las contempla.
 
Si Nietzsche afirmaba que el hombre envidia la felicidad inconsciente del animal, Levinas recurre aquí a un pequeño perro, Bobby, para enfatizar, en su inconciencia, la eticidad de su mirada. Bobby es "el único ser que no diferencia entre los prisioneros y los arios que los custodian. (...) Él reconocía solo el derecho humano y la dignidad de persona de estos judíos" (p. 51). No casualmente, en Difícil libertad: ensayos sobre el judaísmo (Caparrós, 2004), Levinas titula al capítulo XII de la tercera parte: "El nombre de un perro o el derecho natural". Allí, una vez que a partir de un versículo del Éxodo ha dicho que piensa en Bobby, escribe sobre los perros de los que se dice que no ladraron cuando los israelitas huían de Egipto: "En la hora suprema de su instauración [de la libertad] —y sin ética ni logos— el perro dará testimonio de la dignidad de la persona. Eso es ser amigo del hombre. ¡Trascendencia en lo animal!" (p. 193). Luego vuelve sobre su propia experiencia y recuerda que "en mitad de nuestro largo cautiverio —por unas pocas semanas y hasta que los centinelas lo echaron fuera— un perro vagabundo entró en nuestras vidas" (ídem). No es difícil imaginarse en esa situación, en la que tanto centinelas como "hombres libres" los miraban —según el mismo Levinas— como sub-humanos, la alegría que debe haberles provocado la inocencia que ofrecía este extraño, aunque fuese y precisamente por ser un animal. Quizás a partir de este paralelo se comprenda mejor por qué, ya no en lo animal sino en lo humano, Levinas le atribuye trascendentalidad a la belleza.
 
La segunda novela —bastante más corta— presenta a Suzanne, una mujer enloquecida, y a su marido Roland antes y después de la hospitalización de ella. La situación le sirve a Levinas para reflexionar sobre la locura, que escapa a la condición cotidiana en la que "todas las cosas son indispensables para engañar a la angustia o el aburrimiento que emanan de otro" (p. 121), pero especialmente para abordar las razones del matrimonio y de la relación del hombre con la mujer. A las novelas se suman numerosos poemas escritos en ruso y hebreo, entre los que puede leerse (p. 271):
¿Por qué Él ha entregado el hombre a la tierra
Y lo ha dejado en medio de bosques oscuros?
La memoria no tiene tiempo para el recuerdo
Y él allí no tiene por venir para esperar. […]

Cómo puedo imaginar tu mirada
¿Detrás de los hijos, las alambradas?
En las tinieblas yo iré a ti, Madre
En un mundo ido y mejor.
Estos versos los escribió a sus diecisiete años. Casi la totalidad de sus poemas, que aquí se publican por primera vez, son poemas de juventud, cuando creación y reflexión corrían en paralelo. Tres años antes escribió en hebreo un ensayo sobre Jaïm Nahman Bialik, que es uno de los poetas emblemáticos de Israel; este ensayo ha sido traducido también para esta edición. Tanto por la cantidad como por su calidad, la producción poética de Levinas es lo más importante de este tercer volumen, en el que los editores han colocado, conservando la unidad temática del mismo, sus Notas filosóficas sobre eros. En ellas, Levinas se aparta claramente, no tanto del método fenomenológico como de su aplicación en la analítica existenciaria de Heidegger, en la que no encuentra prácticamente relación alguna entre los seres. En los cuadernos del cautiverio se lee: "Un elemento esencial de mi filosofía, por lo que se distingue de la filosofía de Heidegger, es la importancia de Otro. Eros como momento central" (Obras 1, p. 76). Hay que recordar siempre que el suelo de Levinas es la tradición judía, que es la que le confirma que más allá de la gnoseología husserliana y de la ontología heideggeriana está la ética. Si no se aparta plenamente de Husserl ni de Heidegger es en primer lugar porque considera importante la otredad radical de la "filosofía pagana" para la filosofía judía. Ambas necesitan de esa confrontación, pero es claro que esta necesidad parte propiamente de la segunda, que a partir de su condición en el mundo ha planteado una concepción distinta de la relación yo-tú (piénsese en Buber). Mientras que la tradición filosófica occidental privilegió en última instancia la relación con el mundo y la identidad (el para-sí del yo), para el judaísmo ese para-sí sólo puede llegarle al yo desde lo que es fuera de él, esto es, desde un más originario ser-para-otro, lo cual supone que todo lo que es el yo es una estructura de responsabilidad no recíproca con los otros. Sin embargo, hay elementos tanto de la filosofía de Husserl como de la de Heidegger que le permiten plantear esa trascendencia absoluta que es el otro; por ejemplo, la intencionalidad, pero entendida no con fines gnoseológicos, sino en su peculiar sentido ético que trasciende a toda tematización o conceptualización. Levinas apunta a una condición de desnudez previa a la misma facticidad heideggeriana. La desnudez él no la entiende como ausencia de ropajes, como supresión de todo misterio que limita a la carne a ser mero receptáculo de placeres y dolores, que es como se entiende en la pornografía, sino más bien como la aparición misma del misterio, el "hecho de que el misterio se revele" (p. 181). Con ello, el misterio implica un cierto pudor: "el modo de ser del misterio es el pudor" (p. 185), pero de eso no se desprende que la sexualidad tenga que ser vetada como hizo el cristianismo al tomarla como una amenaza a la claridad y el dominio del para-sí, porque justamente, en la perspectiva de la alteridad, sucede que "en el acontecimiento sexual —la voluptuosidad y la caricia— lo mío sale del reino de la posesión — sale de sí mismo" (p. 181). La unión es tal, que se trata de "una relación sin 'tener' y por lo tanto de una relación sin responsabilidad" (ídem). Puede esto parecer sin duda algo paradójico y acaso demasiado idealizado, pero Levinas está tratando de hacer justicia a esa peculiar relación en la cual la apertura al otro es también peculiar: "Otro: es negativamente lo oculto. Y el eros es la comunión con lo oculto. Lo oculto no es solamente aquello que está oculto para el conocimiento, aquello que es ignorado; es la caricia que de alguna manera es un acceso al otro" (p. 179). En todo caso, siendo eros el momento central de la experiencia de la alteridad, Levinas buscará desarrollar una "fenomenología del eros", que es precisamente como se titula uno de los capítulos de Totalidad e infinito, obra con la que cronológicamente hay que relacionar a estas notas no fechadas.

Con este volumen se han terminado de publicar todos los escritos inéditos de Levinas, pasando en los siguientes a la obra ya publicada: los textos de 1930 a 1949, en el volumen 4; Totalidad e infinito, De otro modo que ser y De Dios que viene a la idea, en el volumen 5; y los volúmenes 6 y 7 dedicados a los textos restantes sobre judaísmo, política, crítica literaria y a las entrevistas. El primer volumen, además, ya ha sido traducido al castellano.


Título: OEUVRES COMPLÈTES, 3: EROS, LITTÉRATURE ET PHILOSOPHIE
Autor: EMMANUEL LEVINAS
Formato: 14 x 20,5 cm.
Páginas: 416
Editorial: Grasset/Imec
Ciudad: Paris
Año: 2013
ISBN: 978-2-246-79517-9

Reseña editorial:
Si l’on connaît, à travers ses écrits sur Proust, Blanchot, Celan, l’intérêt qu’Emmanuel Levinas portait à la littérature, on ne soupçonnait peut-être pas, chez lui, l’existence d’une telle "pratique littéraire". Or, c’est ce que mettent en évidence les ébauches de roman (Eros ou Triple opulence et La Dame de chez Wepler), les notes et les poèmes qui composent ce nouveau volume d’inédits magnifiquement préfacés par Jean-Luc Nancy. Ainsi, bien que Levinas ne soit jamais devenu à proprement parler écrivain, la passion littéraire a toujours été intimement mêlée à son projet philosophique. Levinas a vu dans la littérature le lieu peut-être le plus propre à la présentation de l’intrigue de l’autre et du rapport, de l’approche et du contact. Ecrits dès le début des années 1920, ces inédits nous font accéder à la genèse de l’œuvre du grand philosophe. Ainsi de ces émouvants poèmes de jeunesse, rédigés en russe, en yiddish et en hébreu, alors que Levinas n’a qu’une quinzaine d’années. Ou, plus tard, ses deux esquisses de roman, qui témoignent sur le mode fictionnel de son expérience de la guerre. Levinas n’a pas été plus loin dans ses tentatives littéraires, mais le mouvement qui les portait n’a pas pour autant été effacé.

martes, 11 de marzo de 2014

Apuntes sobre la Filosofía de la Revelación de Schelling de Søren Kierkegaard


Tras la sorpresiva muerte de Hegel en 1831, las disputas entre sus seguidores (que terminarían identificándose como hegelianos de derecha y de izquierda) convirtieron a la filosofía hegeliana en un asunto incierto y peligroso para la universidad que patrocinaba el Estado prusiano. Por otro lado, diez años habían bastado para que la filosofía del espíritu absoluto cayese en todo tipo de descréditos; entre ellos, la acusación de panteísmo. Por esa razón, el rey Federico Guillermo IV llamó a Schelling para ocupar la cátedra de Hegel en Berlín, de modo que pudiese corregir los errores panteístas del ex-rector. Ya anciano, Schelling dictó durante cinco años, entre 1841 y 1845, lecciones sobre filosofía de la mitología y de la religión, en las cuales integró las críticas a Hegel. Entre sus alumnos de esos años destacarían después Mijaíl Bakunin y Friedrich Engels, pero también Søren Kierkegaard, que había llegado de Dinamarca expresamente para asistir a las lecciones sobre filosofía de la revelación del semestre de invierno de 1841-42.
 
La popularidad de Schelling era enorme en toda Europa, por lo que su reaparición en Berlín fue sin lugar a dudas el acontecimiento intelectual de ese invierno. Así lo consignó el propio Kierkegaard en una carta: "Schelling ha comenzado, pero en medio de un ruido y bullicio tales, de silbidos y golpes en las ventanas por aquellos que no caben por la puerta en una sala de conferencias tan hacinada, que uno está casi tentado a renunciar a escucharle" (Kierkegaard, S., Letters and Documents, Princeton: Princeton University Press, 1978, pp. 97-98). La crítica central a Hegel se desplegó en la introducción de las primeras semanas (noviembre y diciembre de 1841). Kierkegaard sintió total empatía con la misma: "Ahora he puesto toda mi esperanza en Schelling", escribió, elogiando su concepto de actualidad o realidad.

El pensamiento de Schelling había pasado por varias etapas: una primera, bajo el influjo de Fichte, puede hallarse en su Del Yo como principio de la filosofía o Sobre lo incondicionado en el saber humano (1795). En los cuatro años siguientes desarrolla una filosofía de la naturaleza -criticada por Schopenhauer como spinozismo- que correspondería a una etapa intermedia, entre la juventud y la madurez que alcanza finalmente con su Sistema del idealismo trascendental (1800), obra en la que integra la naturaleza al idealismo subjetivo. Schelling pretendía allí una construcción completa del Yo, de la autoconciencia, concluyendo así en una verdadera filosofía fichteana; pero Fichte no estuvo de acuerdo con su solución trascendental y se produjo entonces la ruptura entre ambos. En los años siguientes, Schelling se concentró en la cuestión de la identidad, abordada en su Bruno o sobre el principio divino y natural de las cosas. Un diálogo (1802), hasta que en torno a 1809, año en que muere su esposa Caroline, va asumiendo una posición crítica frente al idealismo, ocupándose del problema de la libertad. Varios filósofos -Heidegger entre ellos- han considerado que Schelling elaboró en esta etapa su obra más significativa, sus Investigaciones filosóficas sobre la esencia de la libertad humana y los objetos con ella relacionados (1809). Desde entonces estuvo más abierto a asuntos filosófico-teológicos que irían madurando, teniendo en el medio las tres versiones de la enigmática e inacabada Las edades del mundo (1811-1815), hasta la época de su breve enseñanza en Berlín, en la que resulta central su distinción entre filosofía positiva y negativa.

Para Schelling, desde la crítica de Aristóteles a Platón se hace evidente que "entre la necesidad lógica y la realidad efectiva existe un abismo insalvable" (S 101)*. El pensamiento aborda lo posible, las estructuras lógicamente necesarias del ser, pero no puede alcanzar la actualidad (realidad) del ser mismo: "todo lo referente a la existencia es más de lo que se puede conocer a partir de la mera naturaleza y, por lo tanto, con la pura razón. Con la pura razón yo no puedo, como ya lo he dicho, reconocer siquiera la existencia de una planta (...). La razón puede reconocer por sí misma, bajo determinadas condiciones, la naturaleza de esta planta, pero jamás su ser real, actual y presente" (S 172). Hegel estaba para Schelling del lado representacionalista del puro pensamiento, que es "mera abstracción y nada real" (S 173); su filosofía es en ese sentido "mera lógica" (S 84). Schelling se sentía además autorizado a denunciarlo porque él mismo había pasado por ello con su filosofía de la identidad, aunque con la diferencia sutil pero decisiva de que él no se había pronunciado sobre la existencia, sino que se había mantenido deliberadamente en el puro pensamiento, que es el ámbito de la posibilidad, dentro de lo que sería una filosofía puramente negativa, mientras que Hegel sí habría pretendido que su filosofía implicase la realidad del ser en cuanto tal. Ante los ojos de Schelling, la filosofía de Hegel es una filosofía negativa que cree ser filosofía positiva, pero sin llegar a serlo en realidad. El error se produce por no advertir las prerrogativas de cada filosofía y pretender alcanzar con una filosofía negativa lo que sólo es posible con la positiva: "...en esto estriba el motivo de la confusión y del estado desajustado y salvaje en que se ha caído, al pretender representar a Dios como comprendido en un proceso necesario, con la consecuencia además de que, visto que no se lograba salir adelante, se encontró refugio en un ateísmo cínico" (S 80). Decía Schelling de la filosofía hegeliana:
A tal filosofía no puedo yo hacerle tanto honor; no puedo aceptarla como la Filosofía negativa; su error fundamental más bien consiste en el hecho de que pretende ser positiva. (...) es la filosofía negativa que desborda sus propios límites (...). La gran frase repetida por los discípulos era: el conocimiento pleno y real de la existencia de Dios que Kant había negado a la razón humana se garantiza por medio de la filosofía hegeliana (...). Tal filosofía que se infla a sí misma como positiva, mientras que, según su fundamento radical, sólo puede ser negativa, es la que he combatido (...) y continuaré haciéndolo mientras sea necesario (S 80-81).
Y sin embargo, para Schelling sí es posible una filosofía positiva, excluyente pero no separada de la negativa, que hable de lo actual, de lo real, de lo presente; es decir, que sí pueda referirse al ser y no meramente al pensamiento. De allí la importancia que tiene la revelación, que es la fuente de esa filosofía positiva, pero de todos modos Schelling finalmente apostaba por la filosofía, por el derecho auténtico de la razón, por lo que Kierkegaard se marchará de Berlín afirmando: "Soy demasiado viejo para asistir a lecciones, al igual que Schelling es demasiado viejo para darlas. Toda su doctrina de las potencias traiciona el más alto grado de impotencia" (Letters and Documents, p. 141). Schelling había prometido superar a Hegel retomando la existencia, pero su mediación entre existencia y esencia era para Kierkegaard una recaída en la esencia; es decir, en lo que Schelling había diagnosticado como el error de la filosofía hasta Hegel inclusive. Con todo, habría que observar con detenimiento las formulaciones de Schelling que le habrían interesado a Kierkegaard, por ejemplo a su distinción entre lo pagano y lo cristiano con la distinción que Schelling hace entre mitología y revelación, la primera como proceso necesario limitado en su representación de Dios como voluntad inconsciente, mientras que la segunda como proceso libre que muestra a Dios como voluntad consciente y amorosa.

En suma, el valor de los apuntes de Kierkegaard de las lecciones de Schelling, cuantiosos en un inicio y poco a poco cada vez más reducidos por su progresiva decepción, es doble: por un lado, en el contraste y la semejanza entre Hegel y Schelling, permiten comprender mejor la distancia de Kierkegaard con el idealismo alemán (lo que no contradice su uso de conceptos y esquemas tanto de Schelling como de Hegel), así como el carácter que tendrán para él la angustia, la libertad y la experiencia religiosa centrada en el amor; y, por otro lado, los apuntes permiten que el lector actual de Schelling* pueda servirse de ellos para someter a crítica su filosofía positiva en un tiempo como el nuestro, que no ha dejado de ser marcadamente existencial. La Introducción de estos apuntes (titulada: "Schelling y Kierkegaard: la génesis de la angustia contemporánea"), a cargo de Fernando Pérez-Borbujo, Francesc Torralba y Jacobo Zabalo, ofrece una explicación general sobre: 1. La distinción entre filosofía positiva y negativa, la creación, el pecado y la caída, la mitología y los misterios dionisíacos según Schelling; 2. Las obras de Kierkegaard que habrían sido influidas por estas lecciones, a saber: Temor y temblor (1843), La repetición (1843) y El concepto de la angustia (1844); y 3. La probable recepción de Schelling en Kierkegaard, especialmente en relación con la existencia y el problema del mal.

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* En adelante se cita como S, seguida de la paginación alemana, la Introducción a la Filosofía de la Revelación de Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, correspondiente al volumen XIII de la edición de sus obras que hiciera su hijo. Existe traducción al castellano por Juan Cruz Cruz, publicada en los Cuadernos de Anuario Filosófico, Serie Universitaria Nº 51, disponible en la Web con algunas correcciones hechas por el mismo traductor pero con algunos errores en las palabras en griego. Se recomienda también, del mismo Juan Cruz Cruz, su estudio: Ontología de la razón en el último Schelling.

 

Título: APUNTES SOBRE LA FILOSOFÍA DE LA REVELACIÓN DE F. W. J. SCHELLING
Autor: SØREN KIERKEGAARD
Formato: 14 x 23 cm.
Páginas: 160
Editorial: Trotta
Ciudad: Madrid
Año: 2014
Traducción: Óscar Parcero Oubiña
Introducción: Fernando Pérez-Borbujo, Francesc Torralba y Jacobo Zabalo
ISBN: 978-84-9879-497-7

Reseña editorial:
En Berlín, entre noviembre de 1841 y febrero de 1842, Søren Kierkegaard asistió a las lecciones sobre la Filosofía de la Revelación impartidas por Friedrich Wilhelm Joseph Schelling. La presente edición recoge los apuntes tomados por el pensador danés, un documento imprescindible para entender la huella de Schelling en el giro que tomará la producción kierkegaardiana hasta El concepto de la angustia (1844).

El viejo Schelling expone su concepto de filosofía positiva: una filosofía de la existencia en la que se orquesta su crítica a la filosofía idealista de G. W. F. Hegel. El ideal-realismo del último Schelling servirá a Kierkegaard de orientación para su propia crítica a la filosofía hegeliana. Se hace así eco de sus temas, como son la importancia concedida por Schelling a la mitología, la necesidad de formular una verdadera filosofía de la historia, el papel de la Revelación y, sobre todo, la radicalidad de la angustia como fenómeno originario del drama de la libertad en cuanto pura posibilidad. En este texto del joven Kierkegaard cabe hallar, por tanto, la génesis de la comprensión contemporánea de la angustia.